Después de casi tres meses de cuarentena, el consumidor ha creado un nuevo perfil. Este, responde principalmente a una mayor preocupación por el ahorro. La necesidad de una nueva normalidad, una vez superada la pandemia, intensificará la necesidad de controlar los gastos. Esta nueva sensibilidad económica, define correctamente al consumidor del mañana.
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La nueva forma de consumir, tendrá una orientación que girará alrededor del precio. Por lo tanto, uno de los rasgos del consumidor del futuro (post-aislamiento), será recuperar la racionalidad pensada en una mayor preocupación por la seguridad y trazabilidad. Hábitos que formaban parte de la cultura de consumo hace una década.
Garantía de refugio
Este nuevo modo de adquisición de bienes y servicios, puede desembocar en el usuario, actitudes de: deslealtad, fragilidad y vulnerabilidad. Estas vertientes emocionales, obligarán al consumidor del mañana a buscar cercanía y proximidad. En otras palabras: garantías y refugio. Ahora que pasamos más tiempo en casa, más conectados a internet y pensando en cómo evitar las distancias, las compras digitales llegaron a su clímax. Estas compras digitales se han multiplicado dentro de casa, pasando de 450.000 a cerca de 1,1 millón de hogares que aumentaron el uso de apps de delivery y de plataformas e-commerce.
En el tiempo de cuarentena, los canales online acumulan un crecimiento del 86,6%. Al comparar las estadísticas relacionadas con las compras digitales entre el 20 y el 26 de abril de este año vs el mismo periodo en 2019, este año aumentó en un 149%. Lo bueno para las marcas, es que el mercado mantiene su nivel de crecimiento.
Analizando conductas
Una forma válida y aterrizada de predecir el comportamiento del consumidor del mañana es ver el caso China. China es el primer país en llevar a cabo la fase de desescalada, sirviendo su ejemplo de posibles aprendizajes para situaciones como la de España. El consumidor chino, en un 60%, demanda impulsar las compras online y los servicios a domicilio. Un 53% pide llevar la atención médica a la tele consulta y cuatro de cada diez chinos exigen potenciar mejorar la seguridad alimentaria.
El mensaje de los usuarios chinos es bastante claro. Los distribuidores deben desarrollar una cadena de suministro más ágil y digital para satisfacer nuevas necesidades. También se puede pronosticar que surgirán oportunidades como desarrollar dentro de la tienda, un espacio dedicado a la salud o la segmentación en productos frescos de proveedores nacionales.
“Hace dos meses, en nuestro último encuentro con los medios, hablamos de tres grandes cambios estructurales: la deslealtad, la proximidad y el cocooning. Tres cambios que parecen ahora acelerarse con la crisis sanitaria actual”. Patricia Daimiel, directora general de Nielsen Iberia
A esos cambios que trazan la nueva conducta del consumidor del mañana, hay que añadir nuevamente:
- Necesidad de seguridad y trazabilidad.
- Psicología de un consumidor más frágil.
- Expansión del ecommerce, especialmente en alimentos y bebidas.
- Cuidado personal y del hogar.
Un miedo por otro
Es transparente que el miedo al contagio ha hecho dejar a un lado el miedo a la compra online, aunque en ningún caso se vislumbra la posibilidad de que la compra física desaparezca. Por el contrario, los consumidores de mañana adoptarán ambos canales para satisfacer sus necesidades de compra.
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Lo que sí podemos prever es un aumento en la intención de adquirir digitalmente ciertas categorías, entre ellas salud y bienestar, así como cuidado personal, bebidas y alimentación envasada, alcanzando un crecimiento de cinco-seis puntos.
Por los momentos, el análisis del nuevo consumidor, nos invita a girar la vista hacia el mercadeo digital y las ventas online. Y de esta forma, asegurar un mercado que no desaparecerá post pandemia, sino que llegó para quedarse.